Quizá recordéis que el
día de mi elección, cuando me dirigí a la multitud en la
plaza de San Pedro, se me ocurrió espontáneamente presentarme como un obrero de
la viña del Señor. Pues bien, en el evangelio de hoy (cf. Mt 20, 1-16)
Jesús cuenta precisamente la parábola del propietario de la viña que, en
diversas horas del día, llama a jornaleros a trabajar en su viña. Y al atardecer
da a todos el mismo jornal, un denario, suscitando la protesta de los de la
primera hora. Es evidente que este denario representa la vida eterna, don que
Dios reserva a todos. Más aún, precisamente aquellos a los que se considera
"últimos", si lo aceptan, se convierten en los "primeros", mientras que los
"primeros" pueden correr el riesgo de acabar "últimos".
Exégesis de Benedicto XVI
Comentarios de Benedicto XVI sobre la lecturas bíblicas de la Liturgia del día.
domingo, 6 de noviembre de 2011
Para mí la vida es Cristo (Fil 1, 20 - 24)
En la liturgia de hoy empieza la lectura de la Carta de San Pablo a
los Filipenses, es decir a los miembros de la comunidad que el Apóstol
mismo fundó en la ciudad de Filipos, importante colonia romana en
Macedonia, hoy Grecia septentrional. Pablo llegó a Filipos durante su
segundo viaje misionero, procedente de la costa de la Anatolia y a
travesando el Mar Egeo. Fue esa la primera vez que el Evangelio llegó a
Europa. Estamos en torno al año 50, por tanto unos veinte años después
de la muerte y la resurrección de Jesús. Sin embargo, la Carta a los Filipenses, contiene un himno a Cristo que ya presenta una síntesis completa de su misterio: encarnación, chenosi,
es decir, humillación hasta la muerte de cruz, y glorificación. Este
mismo misterio se hace una unidad con la vida del apóstol Pablo, que
escribe esta carta mientras se encuentra en la cárcel, a la espera de
una sentencia de vida o de muerte. Él afirma: “Para mí la vida es
Cristo, y la muerte, una ganancia” (Fil 1,21). Es un nuevo
sentido de la vida, de la existencia humana, que consiste en la comunión
con Jesucristo vivo; no sólo con un personaje histórico, un maestro de
sabiduría, un líder religioso, sino con un hombre en el que habita
personalmente Dios. Su muerte y resurrección es la Buena Noticia que,
partiendo de Jerusalén, está destinada a llegar a todos los hombres y a
todos los pueblos, y a transformar desde el interior todas las culturas,
abriéndolas a la verdad fundamental: Dios es amor, se ha hecho hombre
en Jesús y con su sacrificio ha rescatado a la humanidad de la
esclavitud del mal dándole una esperanza fiable.
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